La disciplina en el aula puede ser un problema o una tarea de preocupación para muchos maestros. Ejercer la docencia no significa que necesariamente seamos entrenados rigurosamente para manejar una disciplina ¨infalible¨ en nuestro salón de clases.

Aunque seamos capaces de explicar, motivar y desarrollar contenidos y objetivos temáticos enfocados a nuestra área específica, la disciplina se vuelve más un trabajo de práctica, observación, análisis, ensayo, y paciencia.

Leyendo sobre el tema y motivada por las consultas que he recibido en el blog, he querido compartir con ustedes algunas recomendaciones que, espero, ayudaran a mantener una ambiente armonioso en clase, a través del manejo de una disciplina efectiva en el aula. Estas recomendaciones están pensadas como una lista que bien puede ser modificable atendiendo a la naturaleza de la escuela o del grupo de estudiantes.

  • Haga hincapié en corregir el problema en lugar de distribuir el castigo.
  • Mantener la autoestima y dignidad del alumno.
  • Proporcionar consecuencias cada vez más ¨exigentes¨ si el problema no se resuelve y que sean fácil para que el profesor las pueda administrar y evaluar.

Componentes clave de un sistema disciplinario efectivo.

  • Se debe mantener el respeto mutuo entre el profesor y el alumno.
  • Mantener o mejorar la motivación si es posible.
  • Organice una reunión de asesoramiento / asesoramiento lo antes posible para identificar el problema por primera vez. Esto lo puede hacer con la psicóloga o la persona encargada de la disciplina.
  • Siempre mantenga la reunión en privado. Si se toman medidas disciplinarias frente a otros, es probable que el estudiante se ponga a la defensiva y sea menos abierto.

Durante la reunión disciplinaria:

  • Revise los hechos y exponga el problema en términos de desempeño deseado y desempeño real.
  • Déle al alumno la oportunidad de explicar o preguntar por qué ocurre el problema.
  • Escucha lo que el alumno tiene que decir.
  • Explique lo racional de la política o regla que se faltó. Pregúntele al alumno por posibles soluciones al problema.
  • Comunique claramente los cambios que debían realizarse y el plazo para realizarlos.
  • Expresar confianza en la capacidad de los estudiantes para cambiar / mejorar.
  • Termina con una nota positiva.

Mantener la discusión confidencial.

Seguimiento según sea necesario y proporcionar retroalimentación regular.

Tomar medidas disciplinarias adicionales si es necesario.

Estas recomendaciones son una ventana para reflexionar sobre lo que vienes haciendo con tus estudiantes, seguramente estás aplicando correctamente la mayoría de ellas, sin embargo, pueden existir algunas en las que quieras trabajar.

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